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Terra Natura Benidorm acoge el nacimiento de una cría de gibón de manos blancas

El parque de naturaleza y animales Terra Natura Benidorm ha acogido el nacimiento de una cría de gibón de manos blancas (Hylobates lar). Se trata de la segunda cría que la hembra Amy y el macho adulto Shantou consiguen tener en cautividad desde que este macho llegará al parque en el año 2008, después de Amy permaneciera un largo periodo de tiempo manteniendo el luto durante más de tres años debido a la pérdida de su primer compañero. 

De momento, la cría no tiene nombre, ya que los cuidadores no han podido saber el sexo del pequeño primate. La cría pasa todo el tiempo sujeta a su madre Amy, lo que dificulta poder determinar si se trata de una hembra o un macho. El pequeño gibón no se separa de la madre ni un instante, y no será hasta los seis meses de edad cuando empiece a separarse paulatinamente de la figura materna y a dar sus primeros saltos en solitario.

cría de gibón

El padre participa en la etapa de crianza realizando labores de vigilancia y de atención al resto de miembros de la familia. Los gibones son monógamos, por lo que suelen formar una pareja estable de por vida cuando alcanzan una edad cercana a los ochos años. Los grupos de esta especie suelen estar formados por la pareja reproductora y su descendencia, constituyendo grupos de hasta 12 individuos. Cuando los hijos alcanzan la madurez sexual abandonan el grupo para formar su propia familia.

La primera cría que nació en Terra Natura Benidorm de esta especie, llamada Pau, ya tiene cuatro años. A pesar de su edad, Pau sigue muy unido a su madre, por lo que no resulta nada raro ver como pasa mucho tiempo pegado a ella, observando con curiosidad y tocando a su hermano. Amy deja que Pau se relacione con la cría, pero marcando en algunas ocasiones su posición. Esta especie tiene una gestación de unos 200 días.

Como curiosidad, los gibones pueden llegar a registrar velocidades de 50 kilómetros por hora y salvar obstáculos de hasta 15 metros cuando se desplazan entre los árboles mediante el sistema de braquiación. A pesar de su capacidad para moverse por los árboles, como primates que son tienen tendencia a la marcha bípeda que les lleva a andar con los brazos estirados o sobre la cabeza para mantener el equilibrio, ya sea sobre las ramas o el suelo.

Otra de sus particularidades es la forma de comunicación que mantienen entre ellos y que consiste en la emisión de aullidos que se suelen oír en kilómetros. Así pueden avisar a los miembros del grupo sobre temas como la comida, la defensa del territorio, entre otras situaciones, o a modo de canciones entre los distintos componentes del grupo.

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